Desde la línea al mundo. (2012)

En Gerardo Mantero encontramos el dibujante nato, cuyo pensamiento se justifica y desenvuelve rizomáticamente en el recorrido de la línea. La línea crece, se madeja, se entrama y vuelve a crecer diluyéndose en una urdimbre casi líquida sin dejar de sugerirnos rastros de figuras que nos circundan y que forman el aspecto más inquietante de esa trama, su arista de confabulación acechante. Pero a su vez esa visión caligráfica, de lo que nos rodea en el Uruguay siglo XXI, se presenta en un despliegue ondulante de colores tan vibrantes en su combinación que nos distrae de ese registro y por momentos podemos confundir el testimonio distanciado con indiferencia lúdica, pero a medida que nos acercamos, atraídos por el color, esa tensión entre la agradable sinestesia colorida y las figuras disecadas en un paisaje urbano desierto de espiritualidad se resuelve en favor de la aridez en esos comportamientos en la trama social, y se instala el alerta en nuestra mirada, tal como puede serlo hoy en una calle cualquiera de la ciudad incierta.