En varias de estas obras los trazos figurativos con carbonilla son como signaturas del conjunto: huellas del origen / transparencia final. No son lo más visible sino eco del dibujo. En esas figuras (rostros, cuerpos, contorsiones, torcimientos) está lo que el ojo ve después de mirar. Antes está la pátina del color, su destello opacado. Detrás o después, en esos restos/ rastros, el ojo constata la densidad de lo leve, la levedad de lo denso. Mantero mantiene la dimensión “temporal”, pero ahora su composición está menos supeditada al encuadre tipo “historieta”. Aquí el follaje cromático atiborrado/ borrante del dibujo-en una veta expresionista que llega hasta el borde de lo abstracto y se detiene-es más protagónico. O sea: pulsión y control, fusión con diversas estéticas y silencio propio. De allí la doble fusión de opuestos que sus obras producen: una densidad transparente/ una levedad profunda.

 

Luis Bravo.